About
Soy Jon Bengoetxea Zuriarrain, Jon Benzuria, emprendedor y aprendedor a tiempo completo. Llevo años escribiendo mi cuaderno de bitacora a la antigua usanza, a mano, con mi inseparable portaminas rotring 0.5 y cuadernos Moleskine de tapa blanda. También escribo con la luz, capturando imágenes. Las convierto, en el mejor de los casos, en fotografías para completar mis diarios con recuerdos de familia y crear metáforas visuales que me obligan a observar el mundo de forma diferente. Todo esto lo hago para mi, en la intimidad, como ritual creativo de acción artística, activismo emboscado, resistencia de perdedores, rutina de auto conocimiento y contrapeso entre hemisferios cerebrales.
Y ha llegado la hora del blog. La tercera pata de mi triangulo de expresión. La cara visible de mi historia lunar. No hay arte si no se comparte, dicen.
Considera este blog como la metáfora de una isla desierta perdida en el océano del planeta internet. Descubierta y habitada tras sobrevivir a uno de mis naufragios, entre tantos. Porque el poder oculto de las islas desiertas se descubren así, naufragando. Ese es el secreto que compartiré contigo. Te cuento. Vivir es navegar entre mares que no están en los mapas. Mares que albergan fuerzas desconocidas y tormentas implacables que te harán naufragar sin remedio. Pero el propósito de todo destino es que sigas en la partida. Abres los ojos tumbado en una playa. Estas en shock. Sin fuerzas. Medio muerto. Te incorporas a duras penas y te percatas que estas en una isla, en tu isla. Esa que apenas percibías como una silueta tras la oscuridad de las tormentas de tu vida. No, no ha sido un sueño, es tan real como cualquier profundo dolor sin vuelta atrás. Ahora lo entiendes. Has naufragado. Sigues vivo. Bienvenido a tu isla desierta.
No hay tesoros enterrados en esta isla ¿De qué servirían? Aquí el único tesoro eres tú y aún no sabes que llevas el mapa dentro. Las islas desiertas nos ayudan a descubrirlo, guiándonos hacia la mejor forma de vivir de todas: dejando de desear lo que no tienes y dejando de tener lo que no deseas, experimentando una vida creativa reducida a un único espacio, fuerza y dirección. Donde solo puedes aprender por ti mismo, siendo tú, sin más opción ni más remedio. Bendecido por el poder de las limitaciones, de la disciplina de lo esencial. Forzado a aprender y crear, siendo tus manos, mente y alma. Desplegando capacidades que parecía que nunca estuvieron ahí…
…pero si, siempre estuvieron ahí.
Te cuento.